El fraude eléctrico
El fraude eléctrico se practica en todos los estratos sociales de esta República. La energía del sistema nacional se la roban los pobres y se la roban los ricos, muchas veces con el apoyo de empleados o ex empleados de las empresas distribuidoras de electricidad.
“Hay personas que desarrollan sus habilidades técnicas dentro de las empresas, y cuando son expulsadas por conductas inapropiadas terminan conformando bandas dedicadas al negocio del fraude”, explicó Moisés Ferrer, encargado de la Procuraduría General Adjunta para el Sistema Eléctrico (PGASE), al presentar los registros que indican que, de febrero a la fecha, su equipo ha manejado 1,021 expedientes de fraude cometidos contra la distribuidora Edenorte; 985 expedientes de Edesur; y 68 de Edeeste.
Ferrer anunció que, en vista de la especialización que se observa en el hurto eléctrico, la procuraduría que dirige se prepara para darle un tratamiento de “delincuencia organizada” a los casos de mayor relevancia.
Las más importantes violaciones a Ley General de Electricidad 125-01, dijo, son cometidas por estructuras claramente orientadas al robo de la energía del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI), cuyos líderes podrían operar dentro de las compañías contratistas de las distribuidoras mientras ofrecen servicios de conexión irregular a grandes empresarios del país.
“Estamos hablando de una estructura delictual muy importante. Tenemos una especie de delincuencia organizada en el sector eléctrico.
Es un poco difícil llegar a los ladrones de cuello blanco, pero vamos a llegar. No queremos quedar sólo en los chiquitos”, aseguró Ferrer, confiado en que el Ministerio Público está dispuesto a terminar con las prácticas que provocan pérdidas millonarias al Estado todos los días.
Hurto y consecuencias
Para servirse de la energía del SENI sin asumir ningún compromiso de pago, los pobres y los ricos utilizan mecanismos distintos. La conexión directa se realiza sin tapujos. Es cuando una persona toma un cable y conecta su vivienda o su negocio a la red, sin firmar contrato con la distribuidora. En ocasiones se emplean cables soterrados para hacer el contacto.
Para servirse de la energía del SENI sin asumir ningún compromiso de pago, los pobres y los ricos utilizan mecanismos distintos. La conexión directa se realiza sin tapujos. Es cuando una persona toma un cable y conecta su vivienda o su negocio a la red, sin firmar contrato con la distribuidora. En ocasiones se emplean cables soterrados para hacer el contacto.
También se contratan técnicos para manipular los medidores de energía e instalar aparatos que distorsionan la medición. En esta categoría entra el “búster” y “la cajita mágica”, ambos artilugios cuestan entre RD$15 mil y RD$25 mil, y son comercializados, por lo regular, por especialistas que trabajan o han trabajado en compañías subcontratadas o contratadas por las empresas distribuidoras.
La más moderna modalidad consiste en un equipo digital que se conecta al medidor y puede ser manipulado con un control remoto. “Es como un control universal que modifica el registro en las horas de mayor consumo”.
Según le Ministerio Público, los grandes robos de energía suelen hacerse por convenio del interesado con el contratista que debe supervisar el panel de control del edificio conectado al sistema.
Mediante soborno, el técnico accede a la alteración del proceso de entrada y salida de corriente. La ley 186-07, que introduce modificaciones a la Ley de Electricidad, penaliza el fraude eléctrico con prisión y multa según la cantidad de energía sustraída del sistema.
El presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Viviendas (ACOPROVI), Jaime González, consideró como absurdas las afirmaciones que involucran a las grandes empresas constructoras con fraude eléctrico.
No tiene sentido, según él, trabajar de invertir cuantiosos recursos en una obra para luego denigrarse moral y económicamente.
LOS CONSTRUCTORES SE DESLIGAN DE FRAUDES
EXPLICACIÓN: El presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Viviendas (Acoprovi), Jaime González, consideró como absurdas las afirmaciones que involucran a las grandes empresas constructoras con fraude eléctrico. No tiene sentido, según él, trabajar e invertir cuantiosos recursos en una obra para luego denigrarse moral y económicamente con actos de hurto de energía.
EXPLICACIÓN: El presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Viviendas (Acoprovi), Jaime González, consideró como absurdas las afirmaciones que involucran a las grandes empresas constructoras con fraude eléctrico. No tiene sentido, según él, trabajar e invertir cuantiosos recursos en una obra para luego denigrarse moral y económicamente con actos de hurto de energía.
Quienes asocian al sector con estas acciones, dijo, no tienen otro interés que el de promover calumnias sin fundamento. “Son meras especulaciones. Ningún ingeniero ni ningún promotor que viva del sector va a hacer una cosa así. Eso es una locura”, consideró González.